A Fiko lo conocí gracias a Mandarina Tango, anterior jefa de cocina de El Jardín de los Dragones. Si amáis las croquetas de 2015 y la hamburguesa Dragón, ella fue la artífice. En primera interacción nos dejó unos altavoces para la reunión en la cumbre de Encuentros Sonoros, en la que perdimos el cable de alimentación. Meses más tarde descubrimos que siempre estuve en el mismo maletero donde lo dejamos inicialmente.
Ahora, Ana está en Nantes haciendo otras cosas y Fiko, junto a Mery, abre DragonLab y nos perdona que perdiéramos su cable. ¿Qué se traen entre manos con esta nueva cafetería en Murcia? ¿De dónde salen Fiko y Mery?
P: ¿Cuál fue la chispa que prendió la idea de abrir un restaurante vegano en Murcia?
R: La idea comenzó en el barrio de Gràcia, en Barcelona. Mery y yo vivíamos en un pisito donde nos dedicábamos a malvivir, como se acostumbra en las grandes ciudades. Yo trabajando como ingeniero de sonido y ella en la hostelería. Comenzamos con una idea un poco loca de crear una página de Facebook que se llamaba Eco Veggie Burger con la que empezamos a repartir por los barrios periféricos de la ciudad hamburguesas veganas que hacíamos en casa. Con la coña nos compramos unas camisetas verdes que nos poníamos a entregar las hamburguesas de soja y de lentejas, que eran las que hacíamos en un principio. Empezó a irnos bien, y un día, sin querer, teníamos doscientas hamburguesas que repartir en una semana. A euro la hamburguesa, no era para hacerse de oro pero era divertido ver cómo eso crecía.
Después de esa fase nos volvimos a Murcia para descubrir que apenas había posibilidades de trabajar en buenas condiciones en nuestra profesión. Mery es abogada, ha estudiado derecho, y yo comunicación audiovisual e ingeniería de sonido. Como ya teníamos la experiencia de la hamburguesas, pensamos en montar algo pequeño. Nos metimos en una asociación budista a llevarles el chiringuito. Hacíamos zumos, infusiones y alguna tapa, como marineras veganas. Todo vegano porque nosotros ya éramos veganos. Ésa es un poco la semilla. Con el tiempo la asociación cerró y nos vinimos a un local pequeñito aquí al centro. Simón García, 47. De eso hace ya 5 años.
P: ¿Qué hay de vosotros, cómo os hicisteis veganos? ¿Qué hay de la transición?
R: Fue un proceso gradual de concienciación con el planeta y de empatía con los seres vivos que habitan en él. Creemos que, después de informarnos y de leer, cualquiera que investigue y navegue un poco al final se da cuenta de que es la única opción vital factible.
En Barcelona hay muchos más estímulos en esa línea. En 2008-2009 fue la primera vez que conocí a un chaval rasta. Se llamaba Rafa. Muy rasta, de hecho. De la religión rastafari. Ya no comía ni carne ni pescado. Eso te hace plantearte las cosas. Y bueno, aparte de eso, por motu propio. Uno experimenta, hace cosas con su cuerpo. “Voy a ver qué pasa. Parece que esto me sienta bien, parece que en realidad esto de comer carne, la digestión y eso… no me parece muy normal.” Probando. Hago experimentos conmigo mismo, con mi cuerpo. A ver qué me sienta bien y qué no. Cuando dejé de comer carne perdí muchísima agresividad y experimenté digestiones mucho más naturales y ligeras… con lo cual uno llega a esa conclusión.
P: Lleváis un tiempo avisando en las redes sociales de que estáis con un nuevo proyecto entre manos, y por fin ha visto la luz y lo habéis inaugurado. ¿Qué objetivos tenéis con DragonLab?
R: Por un lado, DragonLab es lab. Lo queremos utilizar para experimentar y llevar a cabo nuestras idas de olla, arriesgando con productos que en Murcia se conocen muy poquito. Sobre todo, por otro lado, hemos creado una cocina bastante grande con la idea de realizar talleres de cocina, de iniciación a la gastronomía vegana para la gente que quiera dar el paso e incluso para la que no conozca este tipo de nutrición. Nuestro objetivo es ayudar un poco a la gente en ese ámbito alimenticio. Que vea que hay opciones, que son sencillas y se pueden llevar a cabo con facilidad.
P: Imagino que ya tenéis experiencia con personas no veganas que han ido al Jardín de los Dragones.
R: Sí, en el Jardín hemos salido ya curados de espanto. “Pero esto qué es, ¿y la proteína? Te vas a morir si no comes, que no comes de nada”. ¿Cómo que no comemos de nada? Si quitas los alimentos de origen animal y aún te queda un abanico de alimentos que no he sido capaz todavía de probar todo en estos años de veganismo. De hecho, descubres que hay cosas que no sabía ni que existían y que me están aportando mucho más.
P: ¿Qué podemos esperar de DragonLab? ¿Qué proyectos tenéis?
R: Queremos que sea un lugar tranquilo y cómodo donde trabajar, tomarte un café, charlar con un amigo. Donde también puedas hacer un curso o taller para aprender hacer un bizcochito. A nivel eventos estamos pensando sobre cómo enfocarlo, pero de momento no hay nada cerrado. En un futuro organizaremos algo en el camino de la reeducación. Por ahora estamos haciendo una serie de ciclos de paellas solidarias para distintas asociaciones, pero esto estamos haciéndolo en el Jardín porque DragonLab acaba de despegar. Estamos todavía en esa línea de esa de ir probando.
P: ¿Hay algo que te gustaría decir a las personas que te lean de MurciaVegana?
R: Murcia es cada vez más vegana, especialmente este barrio, Santa Eulalia. Se está creando un pequeño gueto aquí que ojalá siga creciendo y se expanda por toda la ciudad hasta convertirse en un referente del veganismo.
Redactado por Thomas Alburquerque.
Fotografías de Alejandro Paraíso.